El cierre de año ha traído consigo una señal de alerta para el ecosistema de Bitcoin: la red registra el menor número de direcciones activas de los últimos doce meses.
Este descenso no solo responde a una desaceleración estacional, sino que también pone de relieve debilidades más profundas en la demanda real de blockspace y en el modelo de ingresos para los mineros, en un contexto donde la red se adapta a nuevos usos y dinámicas operativas.
LATEST: ⚠️ Bitcoin's 7-day moving average of active addresses has fallen to 660,000, its lowest in 12 months, with daily miner revenue also dropping from $50 million in Q3 to roughly $40 million currently. pic.twitter.com/AQ1qiq8hZV
— CoinMarketCap (@CoinMarketCap) December 15, 2025
Caída histórica en la actividad de Bitcoin: ¿un síntoma pasajero o algo más?
Durante las últimas semanas, el promedio móvil de siete días de direcciones activas en Bitcoin descendió hasta las 660.000, el nivel más bajo desde diciembre de 2024. El año pasado, la red había experimentado un fuerte pico de actividad, impulsado por la inscripción de datos y la emisión de nuevos tokens directamente sobre la blockchain.
Ahora, la dinámica es distinta. Si bien es habitual observar una desaceleración en determinados períodos del año, el retroceso actual se refleja en múltiples métricas y tiene un impacto directo en la economía minera.
Los ingresos diarios de los mineros pasaron de un promedio cercano a $50 millones durante el tercer trimestre a alrededor de $40 millones hacia finales de año.
Una parte significativa de estos ingresos continúa dependiendo del subsidio por bloque y no de las comisiones por transacción, lo que deja en evidencia una demanda limitada por el uso del espacio de bloques.
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El auge de Runes y el desajuste en la economía de comisiones
Uno de los fenómenos más llamativos es el crecimiento de las transacciones vinculadas a Runes, un protocolo diseñado para emitir e intercambiar tokens fungibles sobre Bitcoin. Aunque estas operaciones representan una porción relevante del total de transacciones, apenas generan entre el 5% y el 10% de los ingresos por comisiones.
Esto se explica porque las transacciones de Runes suelen fijar tarifas muy bajas. Sin embargo, ante el actual bajo costo del blockspace, los mineros optan por procesarlas en mayor volumen.
El resultado es una red con un elevado número de transacciones, pero con una contribución mínima en términos de comisiones, lo que refuerza las dudas sobre la solidez de la demanda real de espacio en bloques.
Este escenario genera un desajuste estructural: si una parte significativa de la actividad apenas aporta ingresos, el incentivo económico para los mineros se debilita.
Además, a medida que se produzcan nuevos halvings, la dependencia de las comisiones será cada vez mayor, y la sostenibilidad de la red quedará ligada a la existencia de usuarios dispuestos a pagar por un recurso que, por diseño, es escaso.
Perspectivas y desafíos para la sostenibilidad del ecosistema
La caída de la actividad y la composición actual de las transacciones abren interrogantes sobre el futuro del ecosistema Bitcoin. Si bien la red ha atravesado períodos de baja participación en el pasado, el contexto actual -marcado por una mayor competencia entre blockchains y una presión creciente sobre los ingresos mineros- exige ajustes e innovación.
El desafío central será reactivar una demanda genuina que aporte valor económico al uso del blockspace y sostenga los incentivos que garantizan la seguridad y la descentralización de la red.
De cara al próximo año, el foco estará puesto en atraer nuevos casos de uso, revitalizar la actividad de los usuarios y asegurar que el espacio en bloques de Bitcoin conserve su condición de recurso valioso dentro de la economía digital global.
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