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Kevin O’Leary líquida casi todas sus criptomonedas y mantiene solo Bitcoin y Ethereum

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El inversor canadiense Kevin O’Leary, conocido por su participación en el programa Shark Tank, realizó un giro significativo en su estrategia de activos digitales al reducir de forma drástica su exposición al mercado cripto. En concreto, O’Leary decidió desprenderse de casi todas sus criptomonedas y conservar únicamente posiciones en Bitcoin y Ethereum.

Esta decisión llega en un momento clave para la industria, marcado por avances en el marco regulatorio de Estados Unidos y, en particular, por el debate en torno a la posible aprobación de la Ley CLARITY, una iniciativa que podría sentar las bases para una mayor participación institucional en el ecosistema cripto.

🚨🚨 @YellowMedia_HQ
EXCLUSIVE@kevinolearytv aka Mr. Wonderful says once the U.S. Clarity Act passes institutions will only buy BTC and ETH.

Compliance issues mean “there’s no incentive for them to hold anything else.”

Full story by @murtuza_merc

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— Yellow (@Yellow) December 17, 2025

Bitcoin y Ethereum como eje de la estrategia institucional

En este contexto, Kevin O’Leary explicó que su decisión de reducir la exposición a la mayoría de las criptomonedas responde tanto a un análisis interno de desempeño histórico como a la expectativa de un entorno regulatorio más claro y predecible.

Según su evaluación, una regulación más definida tenderá a concentrar el capital institucional en activos con elevados niveles de liquidez y mayor claridad jurídica.

Desde esta perspectiva, O’Leary considera que una asignación equilibrada entre Bitcoin y Ethereum resulta suficiente para capturar una parte sustancial de los retornos históricos del mercado cripto, al tiempo que se limita la exposición a activos alternativos con menor profundidad de mercado y mayor volatilidad.

Esta visión se ve reforzada por el avance de la Ley CLARITY en Estados Unidos, una propuesta legislativa que busca establecer definiciones más precisas para los activos digitales y delimitar competencias regulatorias. De aprobarse, podría facilitar la entrada de grandes inversores institucionales, aunque previsiblemente concentrados en los activos más consolidados del ecosistema.

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El papel creciente de las stablecoins y la minería

En línea con su enfoque selectivo, Kevin O’Leary también destacó el rol cada vez más relevante de las stablecoins como herramientas de pago eficientes y mejor alineadas con los marcos regulatorios emergentes.

Cada vez más empresas recurren a estas soluciones para realizar transferencias internacionales de forma más rápida y con menores costos, lo que refuerza la idea de que los activos digitales no solo cumplen una función de inversión, sino que también ofrecen aplicaciones prácticas en las operaciones financieras.

De manera complementaria, O’Leary puso el foco en la minería de Bitcoin y en la importancia de contar con infraestructura energéticamente eficiente.

En particular, subrayó el atractivo de modelos basados en contratos de energía de bajo costo, un factor que despierta creciente interés entre inversores institucionales por su vínculo directo con la seguridad, la sostenibilidad y la viabilidad a largo plazo de las redes blockchain.

La consolidación institucional del mercado cripto

La decisión de un inversor con perfil institucional como Kevin O’Leary de reducir de forma significativa su exposición a altcoins para concentrarse en Bitcoin y Ethereum marca un punto relevante en la evolución del mercado cripto, especialmente en un contexto de mayor claridad regulatoria.

Si la Ley CLARITY llega a materializarse, podría facilitar la entrada de grandes volúmenes de capital institucional, aunque bajo condiciones estrictas de cumplimiento normativo.

Estos requisitos tenderían a favorecer activos con alta liquidez y marcos regulatorios definidos, lo que podría dejar al margen a tokens más pequeños o con mercados menos profundos. En este escenario, Bitcoin y Ethereum se consolidarían como los principales destinos para asignaciones de capital a gran escala.

Esta concentración en BTC y ETH refleja, además, una transición natural del ecosistema cripto, que evoluciona desde una estructura altamente fragmentada hacia un mercado más enfocado en activos con respaldo institucional, liquidez sostenida y mayor visibilidad regulatoria.

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