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Bitcoin no se bancariza, la banca se bitcoiniza

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Durante mucho tiempo se dijo que Bitcoin bancarizaba a los desbancarizados, o incluso que liberaba a las personas de la dependencia obligada de los servicios bancarios tradicionales. Sin embargo, la ironía histórica es que ahora es Bitcoin el que está transformando la banca desde adentro, marcando su victoria definitiva como sistema financiero superior.

Esto no es una adopción pasiva: es la rendición de los actores poderosos del sistema financiero anterior, que se cansaron de pelear, reconocieron que no podían competir y, sobre todo, entendieron que ganan más al integrarse a Bitcoin que resistiéndose. La capitulación de los bancos significa que Bitcoin ha vuelto obsoleto al sistema tradicional, no destruyéndolo de golpe —como algunos esperaban—, sino metabolizándolo y obligándolo a evolucionar bajo sus reglas.

Bitcoin ahora tiene la misma validez que una casa para respaldar la emisión de préstamos ante ocho de los bancos más importantes de Estados Unidos. JP Morgan, Bank of America, Wells Fargo, Citi, BNY Mellon, Charles Schwab, son los bancos más importantes en ofrecer este servicio en Estados Unidos.

En poco menos de un año, los bancos pasaron de una operación Chokepoint que excluía a las empresas de criptomonedas de servicios bancarios, a que los bancos se convirtieran ellos mismos en empresas de criptomonedas. Esto evidencia cómo los bancos se cansaron de combatir, se dieron cuenta que no podían ganar y, más aún, entendieron que era mayor su ganancia al aceptar a Bitcoin como superior.

Como un río que inunda todo a su paso, las empresas de criptomonedas están comenzando a ganar prerrogativas bancarias. Firmas como BitGo, Fidelity Digital Assets, Paxos, Ripple y First National Digital Currency Bank, recibieron aprobación para convertirse en bancos.

Al convertirse en bancos, estas entidades ganan acceso a la red de la Reserva Federal, incluyendo posibles depósitos en reservas y participación en sistemas de pago federales. Esto representa una transformación profunda en la infraestructura financiera de Estados Unidos, al permitirles operar con el mismo nivel de integración que los bancos tradicionales.

Al obtener charters federales de la Oficina del Controlador de la Moneda, estas firmas ya no dependen exclusivamente de bancos corresponsales para procesar transacciones, lo que históricamente ha encarecido y ralentizado las operaciones en el sector cripto; en cambio, pueden solicitar acceso directo a sistemas como Fedwire para transferencias de fondos en tiempo real y ACH para pagos electrónicos masivos, reduciendo comisiones interbancarias y acelerando liquidaciones que antes tomaban días a minutos o segundos.

La frontera entre bancos y empresas de criptomonedas está prácticamente eliminada y Bitcoin se normaliza como un instrumento legítimo de las finanzas. Y esto se profundizará cada vez más, ahora que la Reserva Federal (FED) abolió la directriz que restringía a los bancos de ofrecer servicios con criptomonedas.

Ante los primeros signos de flexibilización regulatoria, los bancos, que casi no innovan con sus productos, ahora corren a ofrecer bitcoin.

Esto elimina de raíz el argumento hipotético de que Bitcoin podría ser prohibido o frenado. Resulta anacrónico siquiera pensarlo. Si bien desde hace tiempo que era técnicamente improbable por la distribución geográfica de los nodos, ahora, con este grado de adopción, se hace impensable.

Los bancos no adoptan a Bitcoin por gusto. Imaginen nada más con cuánto conflicto interno Jamie Dimon, CEO de JP Morgan, después de años afirmando que Bitcoin era una estafa y que sería detenida por los gobiernos, ahora tiene que tragarse sus palabras y decidir integrar criptomonedas dentro de su cartera de productos.

Los bancos adoptan Bitcoin porque es donde está y a dónde va el dinero. Casi 2 billones de dólares de dinero, si nos guiamos por su capitalización de mercado, que no pueden ser ignorados. Es el producto que la gente quiere. Si los bancos están ofreciendo préstamos con Bitcoin, no es porque quieran aventurarse a ver qué tal marcha la idea. Es porque sus clientes lo demandan. Y los préstamos son uno de sus principales negocios. Es porque empresas como Ledn ya superan los mil millones de dólares en concesiones de préstamos en menos de un año. Y si los bancos no ofrecen este servicio, sus clientes inevitablemente buscarán otra empresa que sí.

A su vez, esto quiere decir que la gente no solo demanda Bitcoin, sino que ya lo tiene y no quiere gastarlo. Las personas ya entienden que Bitcoin es una propiedad digital y prefiere obtener deuda a partir de su bitcoin, gastar dólares que están sujetos a inflación, que simplemente venderlo. Porque saben que Bitcoin se aprecia en el tiempo y que sus dólares se deprecian.

En un primer momento, esto fortalecerá al dólar estadounidense pues aumentará su demanda en créditos, ya que los préstamos se otorgan en USD, inyectando liquidez fiat en la economía y potencialmente estabilizando o elevando su valor a corto plazo al atraer más demanda de deuda soberana y stablecoins respaldados en Letras del Tesoro.

Sin embargo, el otro lado de la moneda es que, al atesorar BTC y usarlo como colateral, se transfiere valor del USD a Bitcoin, erosionando el dominio del dólar como reserva mundial a largo plazo; para individuos, esto favorece a quienes poseen BTC al preservar ganancias sin impuestos, pero daña a los no holders al aumentar desigualdades y exposición a volatilidad; para gobiernos, mantiene el status quo temporalmente al impulsar gasto, pero podría desafiar su control monetario si Bitcoin se convierte en referencia global, forzando políticas como reservas en BTC para contrarrestar devaluación fiat.

En tanto que el BTC se atesora, sale de circulación, a mayor demanda, bitcoin sube de precio. Con la subida de precio, las personas pueden solicitar nuevos préstamos para pagar sus préstamos anteriores. Esto tiene mucho más sentido que vender debido a las ventajas tributarias de la deuda: vender bitcoin es una acción impositiva; emitir deuda no genera impuestos sobre ganancias de capital.

Pero la adopción no se limita a préstamos: estamos viendo una transformación en los ledgers subyacentes del sistema financiero. Actores como SWIFT han anunciado la integración de ledgers basados en blockchain para mejorar eficiencia en pagos transfronterizos, mientras que bancos y fintechs adoptan la tokenización y otras tecnologías inspiradas en Bitcoin —incluso si inicialmente son permisionadas— como un paso intermedio hacia la bitcoinización plena.

Esto no es casual: la superioridad de Bitcoin en términos de seguridad, descentralización y eficiencia obliga a estos jugadores a «copiar» elementos para sobrevivir, pero eventualmente los llevará a integrarse completamente, monetizando el proceso mientras aceleran la transición global.

Los préstamos son de los servicios más antiguos de la humanidad. Hace 2.000 años, en Mesopotamia, los templos actuaban como «bancos» primitivos, prestando granos, ganado o plata a agricultores y comerciantes con interés, documentado en tablas de arcilla como contratos de préstamo.

La idea del préstamo fue cambiando su forma, aunque no su fondo, con la evolución de la banca. En el Renacimiento, la estandarización de las letras de cambio y de la contabilidad de por partida doble facilitó préstamos complejos y seguimiento de depósitos. En el siglo XIX la introducción de los préstamos hipotecarios y personales dinamizó el acceso a viviendas y la creación de industrias. En el siglo XX, las tarjetas de crédito marcaron un antes y un después para las finanzas personales.

Ahora, la masificación de los préstamos con Bitcoin marca una nueva revolución en la historia del crédito. Bitcoin es líquido 24/7, divisible, portable y con mercados profundos. Permite liquidaciones instantáneas y monitoreo en tiempo real, reduciendo riesgos comparado con bienes raíces o acciones (que cierran mercados). Esto inevitablemente obligará a la banca a actualizarse para que sus servicios generales también sean 24/7.

Este es el inicio de la adopción bancaria. Ya no solo ofrecer compraventa, sino integrarlo en todos sus servicios financieros. No faltará mucho para que veamos wallets de bancos. Y entrar en las wallets significa entrar en los nodos de Bitcoin, en los nodos de Lightning. Entrar ahí es entrar en el mundo de los medios de pago atómicos y universales.

Significa que va a entrar más dinero a Bitcoin. Sus clientes pasarán de productos tradicionales a productos de Bitcoin y criptomonedas. La legitimidad que tienen estos bancos también servirá para que los clientes que dudaban si comprar Bitcoin, ahora lo normalicen.

Bitcoin no destruyó a los bancos: los bancos lo metabolizaron. Pero como suele decirse en el ecosistema: tu no cambias a Bitcoin; Bitcoin te cambia a ti. Con esta adopción, serán los bancos los que se volverán más bitcoiners, teniendo que adaptar sus servicios al nuevo mejor colateral.

Así es cómo se ve cuando Bitcoin gana: con adversarios que, en silencio, se declaran derrotados y piden entrar.

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